El Encuentro
Nunca me he enamorado. Solamente puedo describir lo que otros dicen, y cómo, desde el primer momento, se sabe que esa otra persona es aquella con la que quieres compartir por el resto de tu vida. También están esas otras personas, los que no lo supieron desde el principio; pero en un momento específico llegó a ellos como un golpe que les hizo entender: “ésta es mi media naranja”.
Sé de una persona que también experimentó este momento:
“…una luz de cielo relampagueó de repente a su alrededor. Él cayó y oyó la voz que decía:
-¿Quién eres, Señor?...
-Yo soy Jesús, a quien tu persigues… levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
…Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.”
Esta es la historia de Saulo de Tarso o como lo conocemos todos, Pablo… y lo más impresionante de su historia, además de su encuentro con Dios, es que desde ese instante se convirtió en un miembro activo de la Obra del Señor enfocado en compartir aquello que de Él había recibido.
¡¡¡Estaba realmente enamorado del Señor!!!
Me gustaría pensar en su ceguera como un producto de su encuentro con Dios. Que es algo tan maravilloso que nuestro cuerpo no puede soportar, y éste es el amor de verdad. Toda la persona, cuerpo y espíritu queda afectado por la intensidad de ese amor tan hermoso.
Hoy no te hablo de nuestros enamoramientos y dramas terrenales con hombres y mujeres, de nuestras historias de amor y dolor. Hablo del privilegio de haber tenido ese encuentro…

No todos los seres humanos tendrán ese momento, el encuentro con Dios. Ese en el que nuestros ojos son abiertos y comprendemos la magnificencia de Dios, su fuerza, su hermosura y su amor; ese, en el que el amor llega a nosotros como un gran golpe en el estómago y no podemos respirar, o quedamos tan impactados que no parpadeamos, sino que entendemos que queremos pasar el resto de nuestra vida buscando aprender más y más de Dios, para conocerlo más y enamorarnos más, y más, y más, y compartir con los demás tu experiencia de manera que ellos también puedan tener la propia.
Este es en el encuentro. ¿Lo has tenido? Saulo lo tuvo, yo lo tuve, y tú también puedes tenerlo…
Que Dios te bendiga
0 comentarios:
Publicar un comentario